Compendio de historia general de Galicia

1928

José Rodríguez González

“una dolorosa intransigencia, hija de cálculos y respetos humanos, ha dejado en perpetuo olvido nuestra historia por largo espacio de tiempo”

O Compendio de historia general de Galicia é unha sorte de manual de corte escolar adicado á historia de Galicia, dende unha perspectiva fundamentalmente política, centrándose na sucesión dos reis é os seus feitos, cun enfoque católico, enfatizado dende a introducción.

Dedícanse sete capítulos á Idade Media:

1) “Invasiones de los bárbaros”, centrado na cuestión sueva.

2) “Irrupción árabe”, que segundo o autor, tería pouca importancia para Galicia.

3) “Período galaico-astúrico leonés”, no que se apuntan os inicios da “Reconquista” en Galicia, así como se indica a importancia de Santiago.

4) “Período galiaco-astúrico leonés-castellano”, sendo centrales neste caso as figuras de dona Urraca e Diego Gelmírez.

5) “Período galaico-ibérico”, no que se fai un recorrido polos tres últimos séculos da Idade Media.

6) “Estado político-social y desarrollo artístico-literario” que insiste nos rasgos principais, na opinión de José Rodríguez González, da realidade institucional de Galicia na Idade Media.

José Rodríguez González (1882-1971) foi Mestre. Exerceu nas Escolas Normais de Pontevedra, Salamanca, Logroño e Santiago, sendo director de esta última. Redactou varias obras destinadas a uso manualístico, como Nocións de Xeografía (1916) ou o propio Compendio de historia general de Galicia (1928).

Historia política.

Manuel Murguía, Benito Vicetto, Antonio López Ferreiro.

Sobre os suevos:

“Pero durante este período, una dolorosa intransigencia, hija de cálculos y respetos humanos, ha dejado en perpetuo olvido nuestra historia por largo espacio de tiempo. Sin embargo, en medio de tanta nebulosidad, aparece la figura del citado Carrarico, que abjuró la herejía arriana, cuyas doctrinas debían ser sacrificadas en aras de la paz con los pueblos neolatinos, para afianzar sus dominios. Este monarca se convirtió, pues, al catolicismo, lo cual fue principalmente obra de San Martín de Braga, que dirigió todo aquel movimiento religioso” (p. 65).

“La monarquía visigótica fue siempre una amenaza constante para nuestra esplendente nacionalidad” (p. 66).

“En el seno de la civilización, que nos dejaron los suevos, se descubren algunos elementos sociales, como son: el espíritu germánico, profundamente individualista, que tanto caracteriza el tipo regional; la nacionalidad gallega, que empezó a bosquejarse, para vivir siempre latente; la monarquía hereditaria, fundamento de la organización política, y la idea del catolicismo, germen de la futura grandeza de la sociedad” (p. 69)

Sobre Alfonso II o Casto, e o “feudalismo gallego”:

“Alfonso II el Casto, inclinado naturalmente hacia el bien, fijó su corte en Oviedo, se alió con Carlo Magno y peleó repetidas veces con los árabes derrotándolos en el corazón del territorio gallego (…). Por esos tiempos hizo su aparición el feudalismo gallego, que si primero vivió en el alma de los celtas, fue vigorizado después por el espíritu germánico, asegurando su triunfo en hora oportuna” (p. 84-85).

José Rodríguez González, cunha perspectiva católica, considera que a descuberta do sepulcro do Apóstolo: “es el hecho más culminante de la Historia regional” (p. 86).

Diego Xelmírez considérase a figura máis importante da Galicia medieval:

“No tardó don Diego Gelmírez, primer Arzobispo de Compostela, en conseguir su libertad. Este prelado, que es la figura más descollante de nuestra historia, fue también el más enemigo encarnizado enemigo de la reina” (p. 103).

Visión negativa da Irmandade:

“(…) Enrique IV el Impotente tuvo un reinado lo más triste que imaginarse puede. El estado social de Galicia era verdaderamente calamitoso: los nobles ambiciosos, en lucha constante unos con otros, expulsaron de la ciudad al arzobispo don Rodrigo de Luna; en fin, todos los ciudadanos se sublevaron al grito de Deus et fratesque Galliciae, esto es, constituyendo las clases populares la Santa Hermandad Gallega, que amenazó destruir cuanto había en el país” (pp. 122-123)

A raíña Urraca presentase como orixe dun período “borrascoso”:

“En el año 1109, ocupó el trono de Castilla doña Urraca, con la cual empieza uno de los períodos más borrascosos de nuestra historia regional. Viuda la reina, con un niño de su primer marido, pasó a segundas nupcias con el rey de Aragón Alfonso I el Batallador, para asegurar su corona, cuyo matrimonio fue motivo de grandes escándalos y prolongadas luchas. Los pueblos huérfanos de autoridad seguían unos el partido del vengativo aragonés, otros el de la veleidosa doña Urraca, algunos el de su hijo Alfonso, y no pocos permanecieron neutrales y comenzaron a organizar para su defensa y régimen el gobierno local de los Concejos o Municipios, nuevo elemento político que se desenvuelve al calor de estas contiendas” (p.100).